TESTIMONIO VOLUNTARIADO COVID: «PALABRAS QUE ACOMPAÑAN» POR MARISA CALVENTE
Hoy damos comienzo a través de este testimonio a una serie de relatos que versarán sobre nuestras residentes que han ayudado a través de diferentes iniciativas en esta crisis sanitaria del Covid-19, que se desencadenó a principios de marzo.
Marisa Calvente llegó a comienzos de este curso al Colegio Mayor Goimendi, procedente del Colegio Las Chapas, de Marbella (Málaga) a estudiar Relaciones Internacionales y Derecho.
AC: Marisa, ¿cómo recuerdas esos primeros días de la cuarentena?
Marisa: Al poco de comenzar, todo el mundo estaba bastante desorientado; nosotros, los alumnos, en parte eufóricos porque quizás no teníamos exámenes y en parte tristes por si se suspendía el curso… Sin embargo, a medida que fueron pasando los días, nos fuimos dando cuenta de la gravedad de la situación, no volveríamos en 15 días, y seguramente, en 1 mes tampoco.
AC: Y, ¿cómo surgió la idea de ayudar a los demás?
Marisa: Como consecuencia de mi situación en casa -mi madre está al frente de un laboratorio de hospital- supe que los casos aumentaban mucho más de lo que podíamos pensar, y de que se contagiaba a velocidades vertiginosas y con gran facilidad. Ante esto, quise hacer algo, cualquier cosa con tal de ayudar. Conocía personas que habían promovido asociaciones enteras y grandes movimientos de ayuda; sin embargo, yo no tenía ninguna gran idea que promover, pero aún así quería aportar algo. Y en la página web de Tantaka, la asociación de voluntariado de la Universidad de Navarra, encontré un voluntariado que me llamó la atención, el de “Palabras que acompañan”.
AC: ¿En qué ha consistido exactamente tu ayuda?
Marisa: Al principio grababa en audios cuentos que posteriormente serían reenviados a personas en aislamiento, tanto por COVID-19 como a ancianos, o personas con otras enfermedades. También me pidieron que escribiese cartas dirigidas a personas mayores y a pacientes con COVID-19. El objetivo era de distraer un poco a estas personas y sacarlas de su aislamiento; les conté un poco sobre mí, de dónde era, alguna anécdota divertida o les daba ánimos. Tengo la esperanza de que a quien le llegase, le diese ánimos o distrajese un poco. Posteriormente, Tantaka me puso en contacto con la AECC, (Asociación Española Contra el Cáncer) y me mandaron un par de cuentos para grabar.
AC: ¿Participa más gente en este voluntariado?
Marisa: Por ahora creo que estamos participando unas 5 personas; y pienso que está saliendo bastante bien. Los cuentos son breves y entretenidos, normalmente fábulas; desde mi punto de vista, es una iniciativa además muy asequible. Espero que puedan ser de gran utilidad para aquellos que están solos.
AC: ¿Qué te está aportando a ti personalmente esta experiencia?
Marisa: Esta experiencia me está gustando mucho; no sólo puedo ayudar a otros si no que me ayuda a mi también: me enseñan a ver desde otra perspectiva la realidad y además aprendo con los cuentos. No hace falta salir en periódicos y medios para poder ayudar, porque toda pequeña ayuda unida crea una grande. Espero que esta iniciativa perdure; es el inicio de un nuevo tipo de voluntariado, sencillo y apto para cualquiera, tan sólo se necesitan 5 minutos y un teléfono. Me siento muy contenta por haberlo encontrado y poder ayudar a aquellos que se encuentran en situaciones difíciles, tanto por la pandemia, como por otras enfermedades, porque no se nos puede olvidar que la vida sigue.